dilluns, 3 de juliol del 2017

Por qué Will Graham podía haber aceptado sin problemas la invitación alacto ecuménico proLGTB de Madrid.

El pasado sábado, Will Graham, predicador itinerante, colgó en el portal Protestante Digital un artículo titulado «¿Por qué no asistí a la Celebración Cristiana LGTB el viernes pasado?» Me sabe mal tener que decirlo, pero todo el artículo es un despropósito. Mezcla ideas preconcebidas con el mensaje bíblico y lo tuerce de manera descarada.

Un solo ejemplo basta. Nada más empezar su argumentación larga esta frase: "La iglesia es la comunidad de los redimidos, los salvos, los regenerados, los justificados, los santificados, los convertidos, los arrepentidos". Que la iglesia es la comunidad de los redimidos, los salvos, los convertidos y los arrepentidos salta a la luz. Pero que sea la comunidad de los santificados y los regenerados es anti evangélico.

Es decir, ¿solo se puede pertenecer a ella previa santificación y regeneración: después de haber corregido todos y cada uno de los errores que afean el carácter? No es eso la que yo leo en los Evangelios o en Pablo. Jesús acoge a la adúltera, a la samaritana, a María Magdalena (que había sido poseída por siete demonios), al centurión, a Zaqueo, al mal llamado buen ladrón… Llamó al discipulado a Mateo, un publicano; a Judas Iscariote, un terrorista; a Santiago y a Juan, dos individuos de sangre caliente que lo arreglaban todo a sangre y a fuego; a Tomás, un incrédulo donde los haya; a Pedro, que enseguida echa mano de la espada y quien lo negó tres veces… Designó como apóstol a Saulo de Tarso, un fanático perseguidor y asesino de cristianos.

Según el postulado defendido por Graham, ninguno de ellos podría haber entrado en la iglesia… ¿Dónde queda aquí la misericordia de Dios?

Y así hasta el punto final del artículo. No voy a entrar a analizar todos y cada uno de los dislates, porque acabaría aburriendo al lector. Una pena, una verdadera pena…